No es raro escuchar que el éxito de una entidad no lucrativa, de una ONG, -como realmente el de cualquier organización-, está en las personas que la forman. Éxito que depende de contar con personal cualificado, comprometido, que se sienta apoyado, y con ánimo para emprender el trabajo diario.

No es rato tampoco encontrarnos con entidades que no cuentan, como tal, con un departamento de Recursos Humanos. Las entidades no lucrativas mayoritariamente son organizaciones que comienzan de forma modesta y cuyo crecimiento los aboca a gestionar las contrataciones, la formación, la retención del talento, la gestión de los voluntarios, la política retributiva o los planes de empleo, sin contar aún con un profesional que asuma y gestione dichas parcelas.

En un entorno donde además es muy habitual contar con personal voluntario, no gestionar de forma certera las áreas de personal y rrhh, puede suponer un problema añadido a las cargas del tercer sector, teniendo en cuenta que las entidades no lucrativas a menudo no pueden permitirse el lujo de igualar los salarios o los paquetes de beneficios que ofrece la empresa privada, por ello es tan importante contar con una gestión eficaz y eficiente de recursos humanos que pueda encontrar potenciales empleados y voluntarios que no sólo sean capaces de hacer el trabajo sino que también tengan pasión y compromiso con su misión.

Centrándonos en la gestión de las personas voluntarias con que cuenta una Entidad, hay que desarrollar procesos cómo la selección de los voluntarios, contar con la capacidad para reclutar talento, crear estrategias para retener dicho talento y desarrollar políticas de rrhh que creen un lugar de trabajo seguro y productivo para ellos, y finalmente potenciar los planes de acogida y de orientación de las personas voluntarias.

Hemos de indicar que las personas voluntarias son el recurso humano por excelencia en el tercer sector, pues sin ellas, la mayor parte de las entidades no sobrevivirían, por ello es vital contar con una política de rrhh comprometida con las personas voluntarias dentro de las entidades. Hemos de recordar que las personas voluntarias entregan a las entidades su tiempo y su capacidad de trabajo, mientras que la Entidad les proporciona unos objetivos por los que trabajar, un equipo en el que integrarse, unos medios de trabajo y un reconocimiento.

Una vez que la Entidad tiene claro dentro de su planificación de recursos humanos qué necesidades tiene que cubrir de personal voluntario, partiendo de los objetivos y estrategias de su plan de actuacion, ha de iniciar un proceso de captación y selección, donde uno de los mayores errores que se cometen por parte de las Entidades es considerar que se han de admitir como personas voluntarias todas las que se ofrecen para ello, sin cuestionar que no basta con la buena voluntad, sino que es necesaria una capacidad mínima para realizar las labores que la organización precisa.

La selección tiene dos objetivos principales:

  • Conocer si la capacidad, la formación, el carácter y las expectativas de la persona candidata coinciden con lo que la Entidad puede ofrecer y necesita.
  • Ofrecer a la persona candidata información sobre la Entidad y sobre las funciones que habrá de desarrollar.

Una vez que se ha optado por la incorporación de la persona que consideramos más idónea, hay que procurar tratar de realizar una acogida adecuada. Acompañar a la persona en el inicio de su actividad. Además de explicar el trabajo específico que va a hacer, hay que darle orientación acerca de la organización, sus políticas y sus maneras de hacer. Eso da confianza y facilita la productividad; y es el primer escalón para la retención.

Y el segundo escalón para la retención e integración de las personas voluntarias, entendido como orientación, es precisamente la formación, no solo la inicial, necesaria para conocer la Entidad, (misión, visión y valores de la misma, historia y filosofía …..) sino una formación continua respecto de aspectos del puesto de trabajo, cursos etc.

Esta formación es básica para que los voluntarios se sientan integrados y es indispensable para la incorporación; además, es la inversión más importante que la Entidad realiza en el personal voluntario y una de las mejores formulas del reconocimiento de su labor.


Myriam Pascual Manzano

Licenciada en Derecho. Máster en Derecho Laboral y de la Seguridad Social. Más de 20 años trabajando como abogada en el ámbito privado y como asesora jurídica dentro del Tercer Sector. Actualmente es formadora y asesora legal en la FGPS.

Con el apoyo de: Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea-Next Generation EU